miércoles, 22 de junio de 2011

ROBERT SCHUMANN: SINFONIA 3. "RENANA"

La sinfonia nº 3 de Schumann. Dos versiones fantásticas; la de Karajan de 1971 con la orquesta filarmónica de Berlin y la de Kubelik con Bavarian Radio Symphony Orchestra.


Descargar:  Schumann 3 Kubelik

  

Descargar:  Schumann 3 Karajan

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¡Escuchemos y dejémonos guiar al centro del romanticismo! El centro del romanticismo que esta expuesto y descrito perfectamente en el primer tema del primer movimiento. La pureza romántica de este movimiento es extraordinaria, serviría como ejemplo de ¿Qué es el romanticismo? Aquí, un romanticismo optimista y embriagador. ¿Optimismo en Schumann?. Si; el mas trágico de los románticos, pero que también sabia plasmar como nadie momentos de felicidad. Un romántico de extremos, buscador de fronteras y límites en los sentimientos. Pero en la Renana lo podemos encontrar feliz y danzando. Este primer movimiento denominado, en notación musical de tempo, Lebhaft (vivo, animado), es dinámico, fuerte, de danza exultante y feliz. Claramente podemos encontrar las fuentes de las que beberá Brahms, sobretodo en el segundo tema y en todo el desarrollo. Un Schumann planteado como innovador y apertura de nuevos caminos, fuente también de muchos autores post románticos.

El segundo movimiento es en forma de scherzo. “Pastoral”, también de danza pero serena i contemplativa. Después del planteamiento inicial de los dos temas, parecen temas populares, estos se van entrelazando y evolucionando casi a modo de scherzo con variaciones. Precioso y preciso.


El tercer movimiento es un andante “Nicht shcnell”. El primer tema es como un pequeño minuett clásico. Aquí Schumann parece darse un descanso en modo clásico, también hay danza y contemplación, Parece un pequeño y precioso “intermetzzo” como un puente entre los dos movimientos precedentes y antes de afrontar los dos profundos siguientes movimientos, dando simetría a toda la sinfonía de cinco movimientos.

El cuarto movimiento, Feierlich “solemne” es una de las mejores páginas del Schumann sinfónico. Podría perfectamente ser un ejemplo de la música como conocimiento e inteligencia. Mas allá del significado y conocimiento que podemos adquirir con las palabras o el lenguaje hablado. Schumann acaricia nuestros sentidos, crea un panorama de sensaciones, estas llagan a nuestro cerebro donde son formateadas, transformadas y asimiladas produciendo conocimiento, pasando del mundo sensible al mundo inteligible. Se produce inteligencia, una inteligencia profunda, vital, del alma, del “yo”, del universo. En definitiva conocimiento que no se puede describir con palabras ya que va mas allá de definiciones, simbologías y significado que estas pueden expresar. Se dice que Schumann compuso este movimiento como acompañamiento para una ceremonia solemne, concretamente, para celebrar el nombramiento como cardenal del obispo Johannes von Geissel. ¡La verdad es que yo no veo ninguna ceremonia ni ha ningún cardenal en esta impresionante música! Un carácter solemne si que tiene, toda la música parecen surgir de un inmenso e ilimitado órgano celestial, pero la simplificación de “ceremonia religiosa para un cardenal” me parece ridícula.

                    Cierra la sinfonía con el ambiente del primer movimiento, alegre y de danza. Pero con un carácter más triunfal. Los metales van adquiriendo protagonismo que ya empezaron a tener en el movimiento anterior. Y va creciendo a medida que avanza imparablemente el movimiento. Llegando al “climax” en la espectacular coda final, donde son los dominadores y se apoderan finalmente del carácter triunfal.  

                     Una de las grandes sinfonías del romanticismo. Que supera planamente las posibles críticas que siempre a tenido Schumann en cuanto a sus orquestaciones. Yo creo que simplemente son orquestaciones “A la Schumann”. Densas, “matericas” o como un líquido más denso que el agua en movimiento, en algunos momentos pueden llegar a parecer opacas. Pero son personales. Sus obras sinfónicas son reconocibles a leguas de distancia. Son como Schumann quería que fuesen, sin limitaciones.

                     El subtitulo de la sinfonía era “vida a orillas del Rin”, y en aunque Schumann no quería hacer música “programática” al estilo de sus contemporáneos Liszt o Berlioz, con sus poemas sinfónicos; toda la obra tiene un aire descriptivo y de exaltación de la naturaleza del valle del Rin. Se acababa de trasladar a la ciudad de Dusseldorf, con su amadísima Clara y su hija, para ejercer su primer trabajo fijo remunerado como “Responsable de los conciertos sinfónicos” de la ciudad de Dusseldorf”. Así pues momentos de felicidad en la vida de Schumann.

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