jueves, 29 de diciembre de 2011

BENJAMIN BRITTEN: CONCIERTO PARA VIOLIN Y ORQUESTA, Op. 15


El fabuloso y brillante concierto para violín y orquesta de Benjamin Britten. Dos versiones: la de la violinista Janine Jansen con la London Symphony Orchestra dirigida por Paavo Jarvi y la de la violinista Rebecca Hirsch con la BBC Scottisch Symphony Orchestra dirigida por Takuo Yuasa.









Tambien te puede interesar:

Mahler:Ruckert Lieder. Por Karl Bohm y el Baritono Diskeau 
Faure; El quinteto  con piano nº 1.
 Nielsen: Sinfonia nº 4. Por la Goteborg Symfoniker dirigida por Nerme Jarvi

sábado, 26 de noviembre de 2011

GABRIEL FAURE: PIANO QUINTET Nº 1 IN D MINOR, Op. 89.


El Faure más íntimo. El quinteto para piano y cuarteto de cuerdas nº 1 de Gabriel Faure. Una buena versión realizada por el cuarteto Domus y Anthony Marwood al violín. Perfecta música de camara, soñadora y preimpresionista. 




También te puede interesar:

Takemitsu: String Around Autumn para viola y orquesta
Mahler: Ruckert Lieder, Por Karl Bohm con el barítono Dietrich Fischer-Dieskeau
 Schubert: Quinteto para cuerdas, por el cuarteto Melos y Rostropovich.



martes, 18 de octubre de 2011

MOZART: SINFONIA Nº 36 EN DO MAYOR. “LINZ” Kv. 425


Una de las sinfonías de la última serie de sinfonías que compuso Mozart. La sinfonía numero 36 “Linz”. Dos grandes versiones; la de Leonard Bernstein con la Filarmónica de Viena y la de Bruno Walter con la Columbia Symphony Orchestra.
 
 



Descargar: Mozart Walter 36



viernes, 12 de agosto de 2011

SCHUBERT: STRING QUINTET IN C MAJOR, D 956

El impresionante quinteto de cuerdas en do mayor de Franz Schubert. Versión del cuarteto Melos con Mstislav Rostropovich. Una de las grandes obras de música de camara del siglo XIX.


Descargar: Schubert Qunitet


                        -----------------------------------------------------------------------------------------------



No acabaríamos nunca de concretar adjetivos para esta bellísima obra de Schubert. Como todas las obras del último periodo de su vida, es una música sincera, profunda, tierna y muy humana. Dos conceptos o significados podemos encontrar en este Schubert. Por un lado; el concepto de humanidad y su relación con “El Ser”, “El sentir” y la “Vida”; y por otro la obra de arte como medio de conocimiento y transmisión de todo “el sentir” y “conocer” humano. Es desde este segundo punto de vista que Schubert es ya un Romántico de pleno derecho. El respeto y la consideración del ARTE en mayúsculas que siente Schubert, hacen que podamos sentir, en sus últimas obras, la dificultad compositiva y la lucha por lograr la perfección en sus partituras. Quizás, esta “dificultad” y la lucha que conlleva, llevó a Schubert a dejar incompletas algunas obras maestras de este último periodo vital.

        Al diagnosticarle la enfermedad que le llevaría a la muerte, Schubert ya sabía que su tiempo terminaría pronto. El quinteto de cuerdas fue compuesto en Setiembre de 1828, durante las últimas semanas de vida. Fue su última gran obra instrumental y uno de sus mayores logros. Schubert da toda una característica sinfónica a esta música de cámara. La construcción monumental, los ritmos, los cambios de textura y de luz, la repetición de patrones y toques de pura orquestación, dan a esta obra un carácter y significado sinfónicos.

        El primer movimiento, por sí solo, es casi tan largo como muchas de las sinfonías clásicas compuestas hasta el momento por Mozart o Beethoven. Después de una introducción melancólica, aparece el primer tema, un primer tema dramático y expansivo. Contestado por la presentación del segundo tema optimista, suave y bello…. Este contraste y lucha entre los dos temas, planteará el desarrollo de todo este impresionante y monumental movimiento…...

        El segundo movimiento, un Adagio parte central y definitoria de toda la obra, es una de las composiciones más “bellas” de la historia de la música. Profunda y a la vez clara. Con la ternura humana de Schubert. La luz que surge del interior de Schubert y de su música, nos ilumina, nos conmueve y nos hace ver, sentir y conocer más allá de lo explicable por la razón. Un proceso de “Gnosis” puramente musical.

        El Scherzo tercer movimiento, se abre en compás ternario, con las figuras melódicas que recuerdan las llamadas del “cuerno”, como en el comienzo de su novena sinfonía. Primer tema con mucha fuerza y vitalidad. Luego, súbitamente, se rompe y surge el trío, que lleva a otro cambio de humor, a un inquietante y quieto interludio, como si Schubert de pronto recordara su inevitable y pronto destino en medio de la alegría y celebración del tema anterior.

       El último movimiento parece apartarse de los grandes gestos de los movimientos anteriores. Movimiento alegre y feliz. Quizás es el ritmo, más pastoral. Parece como si la lucha de los movimientos anteriores se relajará y apareciera la complacencia y la aceptación. Los temas principales de este movimiento tienen mucha luz y brillo. Y, aunque, en los desarrollos, los temas parecen querer ir hacia las sombras, estas nunca llegan a imponerse.

     En el relato de Brain Aldiss “El viejo centésimo” aparece el concepto de “transustancioespacial”. En un futuro muy lejano la evolución natural ha producido en los seres vivos una nueva forma de morir y trascender. Así, los seres vivos al morir se “transustancioespacian” Este es concepto que utiliza Aldiss para decir que toda la parte eterna del ser se desmaterializa convirtiéndose en música. Al morir el Ser se transforma en música, una música que transmite y mantiene en forma sonora las estructuras intimas, químicas, espirituales, anímicas, propias y únicas que definen y caracterizan a cada ser vivo como es. Como era en su forma material. Todo el ser, en su estructura y firma única “químico molecular” y “químico espiritual”, es transportado al mundo sonoro, convirtiéndose en eterno.

      Este concepto de ”transutancioespacialización” podría servirnos para describir la música de Franz Schubert compuesta durante el último periodo de su vida. Sus últimas obras, compuestas cuando ya era consciente de su próximo final, son obras maestras, personalísimas y únicas. Son Schubert!. Schubert vive en ellas!. Parece como si, a medida que su físico se iba deteriorando, todo su Ser y su energía iba pasando a su música para trascender y conseguir seguir vivo en su música y en la eternidad.



También te puede interesar:

Mendelssohn: Cuarteto Nº 6. Por New Zealand Quartet 

Mozart: Cuarteto "Las Disonancias". Por el cuarteto Mosaiques.
Takemitsu: A String Around Autumn.

viernes, 29 de julio de 2011

TORU TAKEMITSU: A String Around Autumn, para Viola y Orquesta; y I Hear The Water Dreaming, para Flauta y Orquesta.

Dos obras del compositor Japonés Toru Takemitsu (1930 - 1996): A String Around Autumn, para viola y orquesta de 1989 y I Hear the Water Dreaming, para flauta y orquesta de 1987. Extraídas de una grabación realizada por la BBC National Orchestra of Wales dirigida por Tadaaki Otaka.






---------------------------------------------------------

Lao-Tse empieza el Tao Te Ching con el siguiente verso: “Por lo que respecta al Tao, el Tao que puede expresarse no es el Tao permanente; En cuando a los nombres, el nombre que puede nombrarse no es el nombre permanente…”. Este primer verso del Tao Te Ching nos dice que el Tao cuando intenta expresarse en palabras, ya no es. Es decir; El Tao, y su concepto, va mucho mas allá de las palabras y el solo hecho de intentar describirlo lo hace desaparecer. Pues esto es lo que ocurre con la música de Takemitsu, ¡cuando se intenta describir desparece! O como dice Chuang-Tse: “El Tao puede ser alcanzado pero no visto”. Es decir, como la música de Takemitsu, puede ser sentida pero no expresada, intuida pero no clasificada. Por que sus conceptos van mucho más allá de las palabras, las formas y conceptos racionales. La música de Takemitsu es una experiencia interior, una sensibilidad que se capta y percibe más y mejor cuando más liberamos y separamos nuestra parte racional o formalista de nuestra mente sensible. Es decir, intentar entenderla formalmente o analíticamente va en contra del propio objetivo de intentarla entender o comprender sensiblemente.

Una de las características fundamentales de la música de Takemitsu, y que en los títulos que pone a sus composiciones se puede apreciar, es la naturaleza. La naturaleza como un Todo, fuente y vida. Su música es como la naturaleza misma, y esa música reflejada dentro del Hombre produce un estado de ánimo semejante al temperamento o alma de lo natural. Al sentir su música sentimos lo natural. Su música es el conjunto de comportamientos de la naturaleza, su forma de ser, su parte más serena y estable. La naturaleza reflejada como un Todo, sin nada fuera de ella. Sus composiciones perciben y captan con pureza todo lo que hay en la salida de la luna sobre un jardín, el fluir de un riachuelo, el movimiento de las hojas movidas por el viento, la caída de gotas de agua sobre un estaque, el revoloteo de una mariposa sobre una flor, la caída de una hoja marchita de un árbol, el deshielo lento de la nieve en el bosque, las olas reposando constantemente sobre la playa, el reflejo de las nubes en las aguas tranquilas de un lago, una nube cruzando la cima nevada de una montaña…    

Takemitsu y su música perciben la naturaleza en su estado puro. Capta su fluir, sus movimientos, sus formas, lo que nace y lo que se extingue, todo lo que Es con Naturalidad. Su música nos lleva, hacia un concierto de formas, timbres, pinceladas, de ruidos y movimiento que, al concordar y formarse, producen una idea de conjunto que en palabras llamamos Música. La única Música real que puede ser, ya que solo existe el Ser y la Naturaleza. Una visión orgánica donde todo el Universo está implícito en cada uno de sus miembros, todo el universo esta en un pétalo de flor, en una brizna de hierba, una gota de agua.

El Hombre, como miembro del universo, también forma parte de la naturaleza. Y debe comportarse como ella y con ella, por que es ella. Como la Viola “humana” en “A string Around Autumn” o la flauta “humana” en “I Hear the Water Dreaming”. El propio Takemitsu dice: “… ¿Por qué a veces trato de expresar una profunda impresión cuando la naturaleza me conmueve? Porque pienso en seres humanos reflejados en esas escenas, en lugar de en las propias escenas. Todo ello está en mi música.".En “A String Around Autumn” el fluir del la viola es el fluir del hombre en la naturaleza. El hombre y la naturaleza se funden en uno, diferenciados pero unidos, su espíritu entra en comunicación con el cielo y la tierra y penetra en todos los seres. La viola representa al ser humano observando la naturaleza en sus escenas otoñales.

Takemitsu adapta su praxis compositiva y artística a toda esta filosofía. Huye de estructuras formales, de reglas y leyes compositivas fijas. Leyes, dogmas y reglas compositivas que generaron movimientos artísticos vanguardistas como el dodecafonismo, con Schomberg o Webern o como los serialismos de Messien y Boulez, o de todo lo que fuera electroacústica como en Stockhausen. Todas generadas a partir de razonamientos lógico-racionales y científicos que claramente no se adaptan a sus pretensiones y objetivos artísticos. Pero, por el mismo motivo, también rehúsa las teorías tonales y harmónicas clásicas. Para enfrentarse a una música tan pura, cristalina y natural como el agua misma, debemos partir del vació y del silencio. La libertad exigida al creador debe ser total y no puede estar sujeta a ninguna norma ni tratado artístico. El sonido puro y la conciencia de la naturaleza son las únicas herramientas artísticas disponibles. Como dice el propio Takemitsu: "Un sonido es, sin duda, algo vivo. Es como la naturaleza, que no tiene individualidad. Igual que las transformaciones de viento y agua son complejas, un sonido se hace rico o incluso pobre. Eso depende de cómo nuestras sensibilidades acepten el sonido. Nosotros los compositores no deberíamos asumir una actitud arrogante frente al sonido, porque escribimos música en colaboración con sonidos. Lo que importa es cómo podemos hacer realmente natural el acto artificial de escribir música."

Si alguna influencia de música anterior podríamos encontrar en Takemitsu, quizás venga del impresionismo de Debussy. Un impresionismo llevado al extremo, purificándolo todavía más y más de clasicismos y romanticismos. Pero como en el Tao, a medida que vamos intentando expresar, argumentar o describir la música de Takemitsu, nos vamos alejando irreversiblemente de ella.  

En definitiva, nos encontramos ante toda una experiencia sensitiva, de simbiosis con el universo. Unas obras maravillosas de Takemitsu.

 
También te puede interesar:

 Beethoven: Sinfonia nº 7. Por Carlos Kleiber y la Filarmónica de Viena
Carl Nielsen: Sinfonia nº 4. Por Neeme Jarvi y la Goteborg Symfoniker.
Vivaldi: Gloria. Por John Eliot Gardiner y The English Barroque Soloist.


jueves, 21 de julio de 2011

BEETHOVEN: SINFONIA Nº 7 Opus 92

Tres versiones de la Sinfonía nº 7 en La menor de Ludwig Van Beethoven. La versión de Abbado del 2000 con la Berliner Philharmoniker. La del joven talento Paavo Järvi del 2008 con The Deutsche Kammerphilharmonier y que tan buenas críticas ha tenido la relectura que hace de las sinfonias de Beethoven, que ha realizado con la grabación de todo el ciclo de sinfonías Beethovenianas. Y una más clasica, de los años 70, por el gran maestro Carlos Kleiber y la Filarmónica de Viena.






Descargar: Jarvi Beethoven 7



Descargar: Kleiber Beethoven 7


------------------------------------------------------------

Maynard Solomon, en su biografía de Beethoven y al hablar sobre la séptima sinfonía, describe la opinión que sobre la séptima han expresado sus más ilustres biógrafos. Ernest Newman: “El movimiento ascendente de un enérgico impulso dionisiaco, una divina embriaguez del espíritu…un ánimo de alegre aceptación de la vida y el mundo”. Wilhem Lenz: “Una segunda sinfonía pastoral”. Ludwig Noel: “Festival de Caballeros”. Alexandre Oulibicheff: “Mascarada o la diversión de una multitud embriagada de alegría y vino”. Adolf Benhard Marx: “Boda o celebración festiva de un pueblo guerrero”. Richard Wagner: “Apoteosis de la danza…Su efecto sobre el oyente es precisamente la emancipación respecto a toda culpa, del mismo modo que el efecto ulterior es el sentimiento del Paraíso perdido, con el cual retornamos al mudo de los fenómenos”.

Como vemos todos coinciden en la alegría, optimismo y fuerza triunfal que desprende esta sinfonía. La verdad es que parece claro, con el solo echo de escucharla una vez, la energía vital, fuerza, ímpetu y alegría de esta sinfonía.  Después de la primera parte del primer movimiento, esa fantástica “obertura” inicial poco sostenuto y que da paso al vivace del primer movimiento, empieza un frenesí de festividad y celebración que va in crescendo hasta el final de la sinfonía, y que solamente se detiene un momento, como para tomar aire, en el famoso segundo movimiento Allegretto. A partir de aquí se llega a un Clímax abrumador en el tercer movimiento presto y el cuarto Allegro con Brío donde el “desmadre” celebratorio triunfal es total.

Aparte de una primera impresión, o definición básica del carácter descriptivo de la sinfonía, como alegre, exultante y de danza. Al entrar más a fondo en su contexto histórico, en la personalidad del compositor, en la época estilística en que fue escrita, en su estructura formal, se puede realizar o especular con una lectura mas profunda. Sobretodo conociendo o intuyendo los sentimientos y pensamientos íntimos, opiniones creativas y la situación vital del propio Beethoven, accesibles  a través de estudios biográficos, de sus cartas privadas o de sus escritos íntimos. Esta lectura nos permite profundizar y comprender más las motivaciones, “los interiores” y los criterios estilísticos de esta séptima sinfonía y de toda la obra de su periodo medio o heroico. Impresionándonos y maravillándonos todavía más si cabe.

Descubrimos a un Beethoven “humano” y sensible. Un Beethoven con periodos de gran  sufrimiento. Sufrimientos que son característicos del ser humano y que afectan a todos los hombres, incluso al Gran Genio. Problemas de salud, de amor, familiares y económicos. Estos problemas, principalmente el de salud con su sordera y que produjo una clara acentuación de los otros, le llevaron a la desesperación y al limite del sufrimiento en 1802, pensando incluso en el suicidio como solución final. En 1802, cuando la sordera ya era evidente, por consejo médico se traslada al pueblo de Heilingenstadt, a las afueras de Viena, y allí pasa ese verano y escribe ese “dramático” documento a modo de testamento que lleva el nombre de “Testamento de Heilingenstadt”. Escrito a modo de testamento formal y dirigido a sus hermanos. Toda esta crisis, quizás la más dura de la vida de Beethoven, se produjo antes del nacimiento de su estilo Heroico. En el documento podemos encontrar partes o fragmentos como:

“…..Pero pensad que ya hace seis años que estoy desesperadamente agobiado…Poco a poco me vi obligado al retiro, a la vida en soledad. Si a veces intenté olvidar todo esto, con cuanta dureza me devolvió a la situación anterior la experiencia doblemente triste de mi oído defectuoso…Ah como podía confesar una dolencia en el único sentido que debía ser mas perfecto en mí que en otros…Pero que humillación para mí cuando alguien que esta cerca oye a lo lejos una flauta y yo no oigo nada…Tales incidentes me llevan casi a la desesperación; un poco más de todo esto y acabaría con mi vida, solo mi arte me ha retenido. Ah, me pareció imposible abandonar el mundo hasta que hubiese expresado todo lo que sentía en mí. Por lo tanto, soportaré esta malhadada existencia, realmente lamentable…Debo vivir casi solo, como el desterrado…Abrigo la esperanza de que permanecerá firme mi decisión de soportar hasta que complazca a la Parca inexorable cortar el hilo…Obligado a convertirme en filosofo cuando tengo veintiocho años; OH, no es fácil y para el artista mucho más difícil que para otros. Ser Divino, Tú ves mi alma más profunda; Tú conoces que allí reside el amor a la humanidad y el deseo del bien…alguien que a pesar de todas las limitaciones de la Naturaleza hizo cuanto estuvo en su poder para lograr que se lo aceptase entre los artistas y los hombres meritorios…Recomiendo Virtud a tus hijos; ella sola, no el dinero los hará felices. Hablo por experiencia; fue lo que me sostuvo en los momentos de sufrimiento. Gracias a ella y a mi arte no acabe mi vida con el suicidio, Adiós y amaos…Con alegría marcho deprisa al encuentro de la muerte. Si llega antes de que haya podido desarrollar todas mis cualidades artisticas, aún será demasiado temprano pese a mi cruel destino…sin embargo, incluso así me sentiría feliz ¿pues acaso no me liberaría de un estado de padecimientos interminables? Ven cuando desees, te enfrentare valerosamente…Mientras las hojas otoñales caen y se amustian, así mi esperanza se ha marchitado…hace tanto tiempo desde la ultima vez que la autentica alegría resonó en mi corazón…Oh cuando, Oh Divino, la sentiré nuevamente en el templo de la naturaleza y la humanidad, ¿Nunca?, No, Oh, eso sería tan cruel."

Ludwig Van Beethoven.


Todo este documento manuscrito fue encontrado junto a la famosa carta a la “Amada Inmortal” en un escondite en el escritorio de Beethoven después de su muerte. Y nunca fue visto por nadie ni Beethoven lo mostró a  nadie durante su vida.

Toda la ética, filosofía e ideología artística y vital de Beethoven se puso en juego en esa época. La ética de Beethoven basada en la virtud, la fuerza y valores del Hombre y el clasicismo imperante en esa época, que no permitía expresar artísticamente, ni en forma ni en contenido, todo lo que no fueran valores “clásicos”, “puros” y “galantes”,  le abocaban sin remedio a un callejón sin salida. El sufrimiento no estaba contemplado en la cultura del clasicismo como “musa” o medio de expresión artística. Al contrario que en el Romanticismo, donde del sufrimiento se hacia una bandera y era utilizado como gran fuente de inspiración artística. Que Beethoven no se dejo arrastrar por el pesimismo o la desesperación, ni quería utilizar el sufrimiento como inspiración artística,  también se puede apreciar o deducir en el hecho de que en ninguna de sus sinfonías del periodo heroico, de la tercera a la octava, no hay un movimiento claramente lento o en forma de adagio. Quizás esos Adagios, surgidos de su interior, hubiesen sido demasiado “duros” o sensibles para los valores artísticos de la época o del propio Beethoven. Estos adagios o movimientos lentos, que en el estilo clásico ocupan normalmente el segundo movimiento, son sustituidos por Beethoven por Andantes Cantabiles, Allegrettos, Minuetos, etc.

Claramente y paradójicamente el estilo heroico, del cual es un claro ejemplo esta séptima sinfonía, surgió del sufrimiento, de las limitaciones del clasicismo y de la virtud, de la ética y el humanismo de Beethoven. Como un salto hacia delante, la única vía de escape. Del sufrimiento se consiguió el cielo, las estrellas, en forma de unas metas y objetivos artísticos plenamente conseguidos. Como escribe John William Sullivan: “Las principales características de la actitud plenamente madura de Beethoven ante la música han de hallarse en la comprensión del sufrimiento y en la comprensión del heroísmo de la realización….La capacidad de Beethoven para una profunda y apasionada comprensión del sufrimiento necesitaba, sino quería verse reducida a la impotencia, una capacidad de resistencia y un enorme poder de auto confirmación…”.

Así pues del sufrimiento y su compresión surge el gran estilo heroico de Beethoven. O como escribió Wilhem Lenz: “…Él no habita en este bajo mundo: siempre nos eleva a regiones superiores, haciéndonos saborear sus delicias celestes... Su típica personalidad cifra por entero en el cruel dualismo - dualismo de titanes - entre las ardientes aspiraciones del hombre de mérito y la suerte miserable que con frecuencia place a Dios el otorgarle en este bajo mundo...de aquel humano símbolo de la lucha homérica del hombre rodeado su cuerpo de serpientes, cuando intenta por centésima vez esfuerzos libertadores”

Una lucha interior hizo nacer el estilo heroico, surgido más allá de las debilidades y limitaciones del hombre, que consigue su culminación con la creación de esa serie de maravillosas sinfonías, la quinta, sexta, séptima y octava. Que en su conjunto parece que formen una macro sinfonía, a lo Mahler, con sus cuatro movimientos clásicos: La quinta como primer movimiento, allegro vivace; la sexta un minuetto o andante cantabile como segundo movimiento; la séptima un gran scherzo como tercer movimiento; y la octava un rondo como cuarto.

Toda esta lectura y significación del estilo heroico descrita aquí  y que podemos encontrar reflejada en esta séptima de Beethoven. Tuvo, o incluso tiene, otra lectura “de toda la vida” y que describe estilo heroico llenándolo de tópicos románticos. Imágenes literarias y descriptivas pretenden definir las sinfonías heroicas y al propio Beethoven. Muchas de ellas generadas a partir de la dedicatoria de la primera gran sinfonía del estilo heroico, la tercera o heroica, y que Beethoven en un principio dedico a Bonaparte. Esta dedicatoria, al gran hombre y general, la situación turbulenta de guerras sin fin en que se encontraba Europa y la imagen y personalidad desmesurada, y utópica de Beethoven como el Gran Genio o el Gran Coloso, propició que muchas significaciones o descripciones de todo el estilo heroico de Beethoven giren entorno a estos conceptos, especialmente en la lectura de sus sinfonías. Esta gran simplificación provocó lecturas absurdas de la música de Beethoven de este periodo meramente programáticas. Como por ejemplo. En la tercera de carácter épico: Descripción de grandes batallas entre ejércitos dirigidos por Bonaparte, cañones sonando, grandes ataques de caballería, soldados heridos…. La quinta “el destino llama a la puerta” y el gran genio lo combate y vence… En la Sexta: Las fuerzas, maravillas y grandeza de la naturaleza, pastorcillos, pajaritos, riachuelos, tormentas… La séptima: La alegría por las grandes victorias, las grandes celebraciones, la algarabía, el gran triunfo… En definitiva unas lecturas novelescas, programáticas en que todo lo que fuera “Grande” podía entrar. Estas lecturas fueron ensalzadas y glorificadas en todo el Romanticismo posterior.

La séptima sinfonía fue compuesta entre 1811 y 1812, en la ciudad de Teplice donde se encontraba Beethoven intentando mejorar su estado de salud. Se estrenó en 1813, en un concierto en beneficio de los soldados heridos en la batalla de Hanau, con gran éxito, quizás el mayor éxito de público durante la vida de Beethoven. El propio Beethoven, totalmente sordo, la dirigió. Aunque se dice que el verdadero director, oculto, que realmente seguía la orquesta era Salieri. El segundo movimiento, el famoso allegretto se repitió varias veces al final, y llego a convertirse casi en un himno de victoria para la sociedad Vienesa.

La forma de esta séptima sinfonía es en los cuatro clásicos movimientos:

I.                  Poco sostenuto – Vivace.
II.               Allegretto
III.             Presto
IV.           Allegro con Brio.

El primer movimiento, Poco sostenuto – Vivace, tiene dos partes claramente diferenciadas, la primera es el impresionante Poco sostenuto y que actúa a modo de obertura de la sinfonía y que da paso al Vivace. En el Vivace y como en muchas otros movimientos de las sinfonías de Beethoven y que es otra de las características del estilo heroico y de todo Beethoven, se presenta el primer tema de una forma contundente, clara y directa. Un gran tema, sin introducciones, ni subterfugios melódicos, ni motivos de acercamiento al tema principal que tanto se utilizaban en el más puro clasicismo de Haydn o Mozart. Todo el Vivace se desarrolla en la estructura formal clásica de Sonata. Pero aquí también forma sonata al estilo heroico de Beethoven; después del gran primer tema se presenta el segundo con un claro contraste con el primero, casi en oposición. En Mozart y Haydn este segundo tema normalmente complementa al primero y estaba en la misma línea expresiva. La parte de desarrollo, en Beethoven, después de la presentación de los dos temas, es casi la parte más importante del movimiento, toma dimensiones desmesuradas respecto a los desarrollos en forma sonata de Haydn y Mozart y que muchas veces sólo servían como puente hacia la recapitulación y la coda final. En Beethoven la parte de desarrollo de la forma sonata adquiere un peso extraordinario y es donde se produce la lucha creativa y surge mucha de la significación del movimiento.

El segundo movimiento, Allegretto, es de las piezas más conocidas de Beethoven y que ha sido utilizado en numerosas películas cinematográficas. Es la parte más “tranquila” de la sinfonía, la más meditativa. Es una marcha, una marcha hacia la luz y la esperanza y que empieza suavemente para ir creciendo y creciendo, llenando nuestro espíritu a medida que evoluciona. Se detiene un momento y se presenta el segundo tema. Un segundo tema de Paz y serenidad, como digiriendo todo lo que ha estado entrando en nuestra alma en la marcha precedente. Después, se retoma la marcha inicial, pero ahora con variaciones, en desarrollo, para volver a los dos temas iniciales con más fuerza. Finalmente la marcha se va desvaneciendo hasta que se apaga. ¡Un disfrute!

El tercer movimiento Presto. Es la alegría, un Gran Scherzo, una gran danza, casi desmesurada. De muchísima fuerza y ritmo. El primer tema va dando vueltas y vueltas sobre si mismo. Hasta que llega el segundo tema, donde “los pasos” de la danza se alargan, a un ritmo mucho mas pausado. Este segundo tema, va pasando de piano a forte y de forte a piano. Este contraste entre los dos temas se vuelve a repetir dos veces más pero la segunda vez el segundo tema solo se esboza como final e inmediatamente pasamos al desbordante último movimiento, casi sin descanso.

El cuarto y último movimiento, Allegro con Brio. Este movimiento nos lleva al triunfo final de toda la sinfonía. ¡La alegría y felicidad es desbordante!    

En definitiva sinfonía indispensable, obra súper maestra. Seguramente una de las creaciones artísticas mayores y de más nivel de la Humanidad. Y como buscaba Beethoven ensalza a grandes cotas el espíritu humano, al Hombre y a sus valores. Surgida, como muchas otras cosas importantes, del sufrimiento.




También te puede interesar:




Vivaldi: Gloria por Trevor Pinnock y The Enghish Concert.
 Schumann: Sinfonia nº 3 "Renana" por Kubelik.
 Stravinsky: La Consagración de la Primavera por Pierre Boulez y la Cleveland Orchestra.

viernes, 15 de julio de 2011

ANTONIO VIVALDI: GLORIA en Re Mayor, RV 589.

El Gloria RV 589 de Antonio Vivaldi. Dos Versiones, La versión de John Eliot Gardiner con The English Baroque Soloists y el Monteverdi Choir. Y la versión de Trevor Pinnock y The English Concert. Quizás la mayor y más importante obra Sacra de Vivaldi.





-----------------------------------------------------------------

En esta obra encontramos un ejemplo de la provechosa unión entre el arte musical y la religión. La religión es una de las características y fundamentos esenciales de los seres humanos desde el principio de su historia. Y uno de sus los logros o mayor aportación a la cultura humana ha sido, sin duda, su mediación o inspiración para la creación artística en todos sus campos. El arte religioso representa la búsqueda de respuestas a una compleja y esencial relación con el universo y los misterios de lo divino. Los mimbres con que tejer esa creación artística, derivados de lo divino y sagrado, son los conceptos y sentimientos básicos y esenciales para el hombre y que la religión aglutina, ordena e intenta definir basándose en la fe y los sentimientos mas íntimos y profundos del ser humano. Conceptos de conciencia de la última realidad, de identidad, de verdad, de trascendencia. En definitiva, toda una serie de conceptos de tipo existencial, moral y sobre todo espiritual que intentan mostrar el Camino hacia la plenitud y respuesta a las preguntas esenciales e innatas del hombre: ¿Qué somos? ¿De donde venimos? ¿Por qué estamos aquí?.....

El arte “mágico” de la música se adapta perfectamente a las necesidades de explicación o conocimiento de estos planteamientos religiosos de carácter espiritual y que todas las palabras o liturgias basadas en ellas son incapaces de describir y de hacer llegar al hombre en toda su plenitud.

Richard Wagner, en su artículo sobre el arte religioso y a pesar de su rechazo a todo lo que es religión y especialmente religión cristiana, escribe:

“Sólo en la música, la lírica cristiana llegó de hecho a un propio y verdadero arte. La música eclesiástica era cantada sobre las palabras de los conceptos dogmáticos; pero en su efecto fónico desenlazaba y diluía las palabras, junto con sus conceptos, hasta anular su inteligibilidad, ofreciendo a la sensibilidad extasiada de los oyentes el contenido emotivo. En términos rigurosos, la música es el único arte que corresponde perfectamente a la fe cristiana…


………es necesario reconocer que la música revela la verdadera sustancia de la religión cristiana, con incomparable plenitud.

…….virtud de la imagen sonora completamente lejana del mundo de las apariencias, incomparable con todo elemento real, penetrando en nuestro espíritu como por encanto..."


¿Pasaje celebratorio?, ¿Himno?, ¿Cántico?, ¿Espiritualidad?.....Parece como si el Gloria necesitase la Música y la Música necesitase el Gloria!. La música y su imaginación sonora se ponen al servicio de la religión, en una especie de simbiosis perfecta, para ayudar a conseguir los objetivos de esta. Si a esto le sumamos las características artísticas propias del periodo barroco; dramatismo, originalidad, dinamismo, expresividad, virtuosismo, exageración, creatividad. Nos encontramos con un caldo de cultivo que produjo las mejores obras musicales Sacras, no solo de este periodo, si no de todos los tiempos. Llegando a la culminación, nunca superada, con ese “monumento sonoro” que es la gran Misa en Si menor BWV 232 de Johann Sebastián Bach.

El rito o liturgia de la misa es una de las herramientas de la religión cristiana, basados en la liturgia de la palabra, para intentar hacer llegar la palabra de Dios y sus respuestas a los hombres. Y entre las partes de la misa está el Gloria: Pasaje celebra torio de la gloria de Dios y de Cristo. El Gloria tiene como objetivo hacer que los fieles reunidos constituyan una comunión y presentándole sus suplicas se dispongan a oír la palabra de Dios. Es un texto muy antiguo e inmutable, nunca puede cambiarse, un venerable himno. Un ejemplo de todo esto es el Gloria RV 589 que comentamos aquí.

Hay muchas incógnitas sobre el Gloria o los Glorias de Vivaldi, hay al menos dos mas. El RV 588 y el desaparecido pero catalogado RV 590. Del Gloria Vivaldi existen muchas dudas, como fecha real de composición, motivo, si son partes de una misa completa que se ha perdido o era un obra completa en si misma, etc. Parece que el RV 589 se escribió sobre 1715 para el coro del Ospedale della Pieta, donde trabajaba Vivaldi. Un manuscrito del RV 589 fue encontrado en 1920, de la cual Alfredo Casella hizo una versión muy revisada y adaptada que se interpreto en 1939 en Sienna. Pero no fue hasta 1957 que se publicó la versión original y se realizo su primera interpretación en Nueva York.

Sea como sea, estamos delante de una gran y maravillosa obra maestra, modelo del barroco Italiano y que influyo decisivamente en músicos contemporáneos o posteriores como Bach.
Las partes que componen El Gloria son:

      I.Gloria in excelsis Deo,
      II. Et in terra pax hominibus bonae voluntatis.
      III. Laudamus te,
      IV. Gratias agimus tibi.
      V. Propter magnam gloriam tuam,
      VI. Domine Deus, Rex caelestis,
      VII. Domine fili unigenite, Jesu Christe,
      VIII. Domine Deus, Agnus Dei, Filius patris,
      IX. Qui tollis peccata mundi,
      X. Qui sedes ad dexteram Patris, miserere nobis.
      XI. Quoniam tu solus sanctus,
      XII.Cum Sancto Spiritu.
 


Comentamos alguna de las partes, aunque todas son excepcionales.
I. GLORIA IN EXCELSIS DEO. (Coro)

En este primer tema introductorio se expresa la Gloria del Señor. Se hace con toda la fuerza expresiva de la orquesta al completo buscando ensalzar la figura divina. En general es un Gloria simple, directo y honesto. Con los vientos y las trompetas de los Ángeles celestiales delante, saludando y ejecutando dos motivos sencillos y cortos pero fuertes que abren el camino al Gloria cortado y fuerte del Coro. En el In excelsis deo, las notas del coro se alargan, profundizándose, como contraste a su brevedad cuando dicen Gloria, otro juego tipico del barroco. El movimiento evoluciona mediante un dialogo de respuestas entre los vientos, las cuerdas y el coro. En definitiva un Gloria, majestuoso y excitante.

II ET IN TERRA PAX. (Coro)

Et in terra pax hominibus bonae voluntatis. Y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad. Pues si, Vivaldi nos da Paz y serenidad como contraste a la apertura inicial.
En un tono mas profundo (Si menor) y la orquesta sólo con las cuerdas y el órgano. Las cuerdas inician un precioso canon (parece la repetición de una oración) entre las dos secciones de violines cuyas frases melódicas al final se fusionan preparando la entrada del coro. Entra el coro por partes, hasta cuatro voces, primero los hombres y después las mujeres, de grave a agudo ascendiendo para acercarse al cielo. Las cuatro voces van independientes en el “momento recitativo” y de la orquesta, esto crea una sensación de movimiento perpetuo y una gran densidad y pureza celestial. Las voces femeninas vas ascendiendo de tono mientras que las masculinas van descendiendo creando un efecto de la dificultad y penitencia de este intento de aproximación a Dios, esto con algunas alteraciones harmónicas creando cierta tensión y desequilibrio, desequilibrio y debilidad de los hombres. Llegando a unas modulaciones finales que llevan todo el tema al Climax final, subiendo, incluso más si cabe, el nivel de espiritualidad y sensibilidad. En definitiva bellísima composición de gran profundidad y espiritualidad de Vivaldi.

VI DOMINE DEUS, REX COELESTIS. (Soprano)

Vuelve el contraste que se muestra en todo el gloria, resultado del característico uso de “los afectos” tan propio del Barroco. Aquí con una música de cámara, para soprano, oboe y continuo. Como un aria para soprano. Abre el Oboe, con una melodía preciosa, muy expresiva, lírica y sensible acompañado en bajo continuo. El oboe como representación del sentimiento más terrenal y humano. Al finalizar el oboe, entra la soprano, en modo contestación, también muy expresiva y solamente acompañada por el bajo continuo, elevando el sentimiento y dando muestras de la paz y luz divina. Toda esta parte es un fantástico dialogo entre el oboe y la soprano, casi siempre con voces solistas diferenciadas (lo terrenal/oboe y lo divino/soprano) que únicamente en los compases centrales se encuentran y van unidos. Al final queda la humanidad del oboe repitiendo el tema principal en soledad.

VII DOMINE FILI UNIGENITE. (Coro)

Después de haber atravesado el centro de todo el Gloria con la sublime pieza anterior y como contraste a esta. Se produce un cambio de registro en este Domine Fili Unigenite. La alegría vuelve resaltando la gloria de Dios, la alegría de tenerlo y de ser sus amados hijos. Es la pieza más brillante, rítmica, majestuosa y dinámica del Gloria. Como estar con los brazos extendidos en la cima de una montaña! Introducen las cuerdas rítmicamente acompañando a los violines de solistas. Entra el coro primero con las dos voces masculinas y posteriormente las dos femeninas, ascendiendo. Se produce “un juego” entre las cuatro voces del coro que van realzando el carácter dinámico y rítmico de toda esta parte. Se produce uno de los momentos con más luz y esperanza de todo el Gloria.

VIII. DOMINE DEUS, AGNUS DEI. (Contralto y Coro)

Petición de compasión y misericordia presentado sobriamente y húmilmente. Entra el Chelo y el órgano en “bajo continuo” marcando el camino con un fraseo “humano” y terrenal. Se eleva por encima la contralto con la primera estrofa, se eleva por encima describiendo la pureza de Dios; “Domine Fili unigenite, Jesé Christe. Domine Deus, Agnus Dei, Filius Patris.”. Continúan de la mano, mostrando sus sentimientos humildemente, hasta la entrada del coro, con su suplica de perdón, “Qui tollis percata mundi, miserere nobis…” primero piano y en crescendo. Esta entrada del coro se produce conjuntamente con la entrada de las cuerdas dando así más fuerza y dramatismo a su pericón de perdón. Esta estructura se repite varias veces, contralto/chelo-coro/violines, contralto/chelo-coro/violines, en forma de dueto y dialogo. Subiendo en dramatismo y desesperación hasta que al final se vuelve a quedar solo el chelo, en soledad con el mismo tema inicial. Sublime!


XII CUM SANCTO SPIRITU. (Coro)

Es la conclusión final, y cierra el Gloria de una forma exultante y majestuosa. Es un claro ejemplo del dinamismo y ciencia en el barroco. Entran primero las voces graves masculinas con el Cum Sacto Spiritu, con notas largas y sostenidas, rápidamente y con las voces masculinas de soporte, entran las primeras voces femeninas con un Cum Sancto Spiritu con notas cortadas acentuadas y punteadas. Se añaden las dos voces restantes, masculinas y femeninas, pero ahora a capella sin orquesta ni bajo continuo. Las cuatro voces van evolucionando en fuga hasta el Clímax, que se produce con la entrada de toda la orquesta cerrándose la primera parte. En la parte central se queda sola la orquesta con varios instrumentos solistas que van recitando temas expuestos por los coros en la primera parte. Todo el tema evoluciona hasta que las cuatro voces se unen para cantar el Cum Sancto Spiritu y el AMEN final.

En definitiva una de esas obras indispensable y maravillosa, que al escucharla y conocerla podemos estar seguros que ampliara nuestro conocimiento sensitivo y nos acompañara durante toda nuestra vida.


También te puede interesar:


 Mendelssohn: Cuarteto Nº 6 Op. 80. Por New Zealand Quartet
 Mozart: Cuarteto Kv 465 "Las Disonancias" Por el Cuarteto Mosaiques.
 Barber: Cello Concerto. Por la chelista Anne Gastinel


lunes, 11 de julio de 2011

FELIX MENDELSSOHN: CUARTETO CUERDAS Nº 6 EN FA MENOR, Op. 80

El Cuarteto para cuerdas nº 6 de Mendelssohn. La versión del cuarteto New Zealend. Uno de los grandes cuartetos de cuerda del siglo XIX y una de las últimas grandes obras de Felix Mendelssohn.




 

---------------------------------------------

Alfred Einstein dijo una frase que describe muy bien a Mendelssohn en su entorno y periodo: “El Mendelssohn Romantico-Clasicista versus el Schubert Clasico-Romantico”. Mendelssohn fue el más clásico de los románticos y el de mejor perfección técnica y formal. La frase de Robert Schumann “Mendelssohn es el Mozart del siglo XIX” también nos ayuda a describirlo.
Un Felix Mendelssohn, bandera defensora de la música pura, música objetiva. La música está por encima de los problemas y sentimientos terrenales del hombre, por encima de la literatura por la literatura en música. La música se sirve y se basta a si misma para expresar el misterio de la vida y los grandes pensamientos y sentimientos del Hombre. Y lo hace  mucho mejor que las palabras. Si, extraños conceptos para un músico romántico y en una época turbulentamente romántica. En una carta a Souchay de 1842 describe alguna de las características o significados que para el tiene la música:

(……..La gente habitualmente se queja de que la música es ambigua, que tienen dudas sobre lo que deben pensar cuando escuchan algo, mientras que todos ellos comprenden el significado de las palabras. Para mí es exactamente a la inversa; no solamente en la consideración de frases enteras, sino también de términos aislados. Éstos me parecen tan ambiguos, tan indefinidos, tan difíciles de comprender en comparación con la música genuina, la cual llena el alma de miles de cosas mejores que las palabras.

Lo que la música que amo me expresa no es un pensamiento demasiado indefinido para ser puesto en palabras, sino, al contrario, demasiado definido. Considero que los esfuerzos orientados en expresar tales pensamientos -en palabras- son loables, pero aun así me parece algo totalmente insatisfactorio…).

               La pureza que tiene la música para Mendelssohn queda descrita en esa carta. Para él los pensamientos que surgen de la música son mucho más elevados que los que pueden expresar las palabras. Entre otras cosas, las palabras y las frases son “monosemicas” y limitadas a una sola significación y para describir la complejidad del mundo, del alma de la vida en profundidad no sirven, mientras que la música es “polisémica” y eso hace que sea imposible expresar “los pensamientos musicales”, tan diáfanos para Mendelssohn, en palabras porque van mas allá de la limitación de un solo significado o definición establecidos y predefinidos. “….la música genuina llena el alma de miles de cosas mejores que las palabras…”.

                    Mendelssohn fue un niño prodigio, a los 15 años ya compuso una de sus obras maestras, el Octeto para cuerdas y a los 16 años la música incidental “sueño de una noche de verano”. Dotado de un talento extraordinario. Fue educado en una familia con grandes recursos económicos y culturales. Su abuelo fue el famoso filósofo Moses Mendelssohn. Tuvo los mejores profesores y educadores de Berlín, junto con su hermana mayor Fanny, de tanto o mas talento que él y que a los trece años ya tocaba de memoria los preludios completos del clave bien temperado de Bach!. En este mundo de vida cultural intensa, feliz y deshogada económicamente, se desarrollo la infancia de Felix y Fanny. La propia Fanny describe ese momento y a ella y a su hermano como “éramos los felicianos”.


               Mucho se ha escrito sobre la relación entre Felix y su hermana mayor Fanny, y que en este ultimo cuarteto, escrito justo después de la muerte de esta, esta relación adquiere importancia para poder contextualizarlo. Destacaría, entre otras cosas, que Felix sentía una gran admiración por su hermana mayor Fanny, reconoció que había aprendido muchas cosas de ella. Fanny destacaba tanto o mas por su talento que el propio Felix , incluso era mejor pianista que Felix, de hecho Fanny fue la pianista que estreno un concierto de piano de Felix en 1838. Felix, en un principio, la apoyaba en la idea de que esta se dedicase profesionalmente a la música como él, ya que Fanny se enfrentaba, por el hecho de ser mujer, con su padre y la sociedad del momento. Su padre se oponia y argumentaba que la profesión de la mujer era ser ama de casa y cuidar a los suyos y que la música para la mujer no era mas que un adorno. Entonces fue cuando Felix incluyo dos de las canciones de Fanny como suyas en el opus 8 i 9 y casualmente fueron de las canciones con mejores críticas. También destacaría el hecho de que Felix durante su vida profesional siempre buscaba la opinión y la critica de su hermana, y era para él la opinión más importante, por no decir la única que tenia en cuenta.


              Y con estos conceptos e ideales tubo que enfrentarse Mendelssohn a una de sus obras, el cuarteto para cuerdas nº6 opus.80, en uno de los momentos mas significativos, trascendentales e importantes de su vida: la muerte súbita de su amadísima hermana mayor Fanny, en Mayo de 1847 a los 41 años de edad y con la cual existía un vínculo de unión muy profundo. El impacto de la muerte de Fanny en Felix fue tal que le produjo un derrame cerebral y a partir de aquí su enfermedad no le dejo en paz, sufría fuertes dolores de cabeza y desmayos. Se traslado a Suiza buscando la recuperación tanto de su salud corporal como quizás la de su parte más dañada, la del espíritu. Allí en ese ambiente de naturaleza, en septiembre del mismo año, escribiría este cuarteto. Un mes y medio mas tarde el 4 Noviembre muere en Leipzig a los 37 años.


                Mendelssohn debe luchar al tener que plasmar varios sentimientos, conceptos o criterios no siempre concordantes e incluso contradictorios en este cuarteto. Por un lado el recuerdo de Fanny, tanto desde el punto de vista positivo de recuerdo de momentos felices junto a ella, como trágicos de desesperación, de fatalidad por su desaparición. Por otro lado, su filosofía, su formación y su concepto musical, su idea de que y como se deben trasladar los sentimientos e ideas en su música. De su pureza, que siempre había huido de pasiones turbulentas, luchas contra el destino, de desesperaciones y cosas por el estilo y de toda la parte más radical y puramente subjetivista del romanticismo. Romanticismo radical que curiosamente después de su muerte adquiriría todo su apogeo. Así como de su, positivismo, de su alegría de vivir, que tan bien esta descrito en sus composiciones, en todas ellas se puede percibir esa alegría, sobre todo en las partes scherzos que tan bien escribia.


                Como diría el propio Mendelssohn, no se puede describir en palabras todo lo que “nos dice este cuarteto”. Lo poco que podemos decir es que parece que finalmente se produce un equilibrio entre la desesperación, el luto y la filosofía y conceptos musicales de Mendelssohn descritos mas arriba. No cabe duda de la música de este maravilloso cuarteto es poderosa, de una gran intensidad emocional “gestionada a la Mendelssohn”, a veces la música es “rabiosa” y elocuente como en el segundo movimiento Allegro Assai. Que la melancolía y la nostalgia del recuerdo de Fanny aparecen en el precioso Adagio y que la composición es técnicamente perfecta y precisa y sobretodo honesta y pura como siempre en Mendelssohn.


            Sobre las críticas durísimas que recibió Mendelssohn de algunos de sus contemporáneos, como Berlioz, Liszt o Wagner, y posteriores post románticos, que no podían con todo lo que “olía a alegría y pureza objetiva musical” como en Haydn, en parte Mozart y en Mendelssohn, decir que el tiempo ha hecho justicia. O es que alguien pude comparar ahora cualquiera de los “churros” compuestos por Berlioz o la mayoría de “pasteles” en forma de poemas sinfónicos de Liszt con cualquier obra de Mendelssohn!!!

También te puede interesar:

 


Mozart: Cuarteto nº 19 "Las Disonancias" por el cuarteto Mosaiques.

Schumann: Sinfonia nº 3, "Renana". Rafael Kubelik

Haydn: Sinfonias 44 i 45. Trevor Pinnock y Then Enghish Concert.